La Rueda de la Fortuna representa simbólicamente los principios que crean y mueven el universo al que todos pertenecemos. Estamos en constante movimiento, una serie de ciclos rítmicos que no tienen fin, como la sucesión de las estaciones o las diferentes etapas de la vida con el nacimiento, el crecimiento, la madurez y la muerte. El cambio siempre está presente, lo queramos o no. Cada persona cambia y está sujeta a esta ley universal.

No es posible llegar a la cima como la Esfinge y luego permanecer allí, porque es una ilusión que niega los cambios que se están produciendo. Esta actitud de rigidez conduce al sufrimiento porque se desperdicia energía tratando de resistir los ritmos impuestos por las circunstancias externas. Esta carta nos recuerda que es importante aceptar este movimiento constante, comprender los ritmos, fusionarnos con su flujo y comprender que cada final es siempre el comienzo de algo nuevo.

La Rueda de la Fortuna puede representar acontecimientos inesperados o golpes del destino, ya sean positivos o negativos. No se pueden predecir sorpresas, pero lo que sí se puede hacer es aprovechar las oportunidades que se presenten o, en el peor de los casos, aprender de ellas para no repetir los mismos errores.

Pero ¿qué pasa si no aprendemos de nuestros errores y terminamos en las mismas situaciones desagradables una y otra vez? En este caso, la rueda de la fortuna representa la repetición de un ciclo. En este caso, esta tarjeta podría darnos un consejo para volver al origen del problema, al punto de pivote de esta rueda, para destruirla por completo y evitar que vuelva a ocurrir. En este caso, el trabajo introspectivo que sugiere el ermitaño podría ser útil para conocernos a nosotros mismos y comprender por qué tenemos determinadas conductas y por tanto trabajar en aquello que mejor podemos trabajar.

El cambio es neutral, es la forma en que lo percibimos lo que lo hace bueno o malo. Todo esto depende de la perspectiva que tengamos y de la capacidad de ver las cosas desde otra perspectiva: ahora estamos devastados por la ruptura de la relación de pareja, la pérdida del trabajo u otras situaciones desagradables. Después de un tiempo, podemos notar que este evento negativo nos permitió tener experiencias que nos hicieron felices, como hacer un nuevo círculo de amigos o conseguir un trabajo mejor remunerado.

Los lados negativos de esta carta incluyen todos esos momentos en los que no queremos cambios, por ejemplo, cuando nos sorprenden eventos inesperados, cuando los eventos toman un giro inesperado y cuando nuestra cuidadosa y querida rutina se desorganiza.